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La ausencia de sentido y razón nos empuja hacia la verdadera esencia del ser humano. Sin intención, el hombre se muestra tal y como es. Y despojándonos de los mil y un velos del "por qué" surge el alma surrealista que vaga libremente y sin dirección. Sin dirección y -al mismo tiempo -en todas ellas.

 

El surrealismo es, por tanto, el estadio más elevado de libertad artística. El ser surrealista, emancipado de la razón, se convierte en ser por si mismo y se descubre en un ejercicio de introspección ajeno a las voces exteriores que manipulan los sentidos. Pero ajeno también a sí mismo, puesto que este induce a error forzándole a recorrer el sendero de la razón.

 

Y, habiéndonos arrancado el yo consciente, surge de las cristalinas aguas de la subconsciencia el "Hipersurrealismo", del que nada ha de decirse puesto que la mera descripción estaría empañada por el aliento de la razón. Nada ha de decirse puesto que va en contra de si mismo.

 

Nada ha de decirse y, sin embargo, se dice: el Hipersurrealismo és.

© 2014 HIPERSURREALÍSTICA - Alberto Matsumura

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